Este post cuenta la historia de una camada de beagles y un problema muy común en los paseos.
Hola a todos!!
Mi nombre es Rosina, soy de San Nicolás (Provincia Buenos Aires, Argentina). Tengo 2 Beagles tricolor, Tomás de 4 años y medio, papá de Simón de 2 años. Conocí la raza hace 6 años mediante la película “Shiloh” (un perro Beagle propiedad de un cruel y furtivo cazador, se escapa cuando es maltratado y acude a casa de Martín, un niño al que su familia no le permite tener perro y que hace lo imposible por ganar dinero para comprar al cachorro), desde ese momento me enamoré de la raza.
Para mi cumple, mi novio me regaló a Tomás (de 55 días), un cachorro divino, con esa mirada tierna que conmueve. Como en casa ya teníamos 2 perras Rottweiler, tuvo el privilegio de dormir adentro, en la cama conmigo!!
Dos años después conoció a su novia Wanda (la mamá de la foto de arriba), otra beagle tricolor, y de ahí nacieron 3 hermosos cachorros: Roma, Canela y Simón, con el cual me quedé yo.
A Tomás al principio no le gustó la llegada de Simón, pero al poco tiempo hicieron una linda amistad, desde ahí que no paran de jugar y hacer travesuras juntos!! La verdad es que igualmente los 2 son muy diferentes, si bien son hiperactivos y les encanta jugar, Tomás siempre fue más dócil y tranquilo, en cambio Simón de cachorrito, de vez en cuando lo encontraba arriba de la mesa revisando qué podía agarrar.
Otras diferencias son por ejemplo, a Tomás si bien no le fascina bañarse (cuando le digo “te voy a bañar”, se esconde!) pero mientras lo baño se queda quieto, Simón nada que ver, la primera vez que lo bañé me arañó tanto que parecía que había bañado a un gato, y hasta el día de hoy que no logro que no quiera escaparse a la hora del baño!!! También Simón es más glotón que Tomás, a pesar que ya sabemos que a los Beagles les encanta comer mucho!! Ambos aprendieron a pedirme ir a afuera para hacer sus necesidades aproximadamente cuando tenían 6 meses! Lo que no logro es pasearlos sin escándalos, juntos o separados es un caos, y cuando ven a otros perros no los puedo controlar, me pongo tan nerviosa que termino optando en quedarme en casa con ellos jugando en el patio, que por suerte es grande y tienen mucho espacio para correr!!
A pesar que me hacen renegar por su terquedad, son lo más lindo que me pasó en la vida, y disfruto mucho de su compañía!!
En pocas pero grandes palabras: AMO A MIS PERROS!!
¡Gracias por este Blog!»
La historia que ha compartido Rosina se parece bastante a la que otros dueños de beagle hemos experimentado, que no es otra que le de tener dos o más ejemplares en casa, siendo alguno de ellos hijo. Es una camada de beagles muy reducida, cuando lo normal es que nazcan 5 ó más cachorros. Esta amiga nos envió un texto con cinco fotos, pero solamente se ha podido recuperar ésta que hemos publicado. Parece que es un problema común entre aquellos usuarios que nos envían fotos desde cuentas de Hotmail. Esperamos que Rosina nos pueda volver a enviar esas fotos, y ya de paso añadir otras nuevas.
Relacionado con el problema a la hora del paseo, creo que es un error rendirse y quedarse jugando en el patio con los perros, ya que necesitan de los paseos diarios y también aprender a relacionarse con otros perros. Mis mayores progresos en este sentido siempre han ocurrido cuando he coincidido y me he parado a charlar un rato con otros dueños, entonces suele ocurrir algo estupendo: que los perros de ambos se relajan y dejan de ladrarse, se hacen también amigos.
Hola, mi nombre es Natalia, soy de Buenos Aires, tengo un beagle llamado Cristóbal, y desde pequeño le enseñé a salir con su correa de paseo y le encanta, se porta super bien. Es un poco gruñón pero lo amamos!!