Fue toda una sorpresa recibir un correo de estas características, con una buena colección de fotos, y sobre todo un texto repleto de experiencias interesantes para cualquier dueño que se tenga que enfrentar a la apasionante (y a veces dura) tarea de educar un cachorro de beagle.
Con el fin de hacer aún más práctico este post, hemos añadido los enlaces a los artículos correspondientes que estos amigos mencionan en su correo.
Hola Adfer,
Somos María y Abraham, te escribimos para presentaros a Balto, un perro de Sevilla (España). En realidad, Balto es un Beagle de importación que vino desde Eslovaquia. Cuando lo compramos en la tienda no lo sabíamos, pero su pasaporte era de allí. Por ello no nos fiamos de ninguna de las vacunas que decían que tenía puesta, ni de la edad que tenía según el pasaporte. Era un Beagle demasiado pequeño para tener casi 5 meses como decía en su pasaporte, así que hablamos con la veterinaria, le hicimos un pasaporte nuevo español y le pusimos una fecha de nacimiento que nos inventamos y que cuadraba más o menos con su tamaño, dientes, etc.
Ahora tiene 6 meses y responde a bastantes órdenes, ya que practicamos todos los días después de los dos paseos largos, con su propio pienso como recompensa, antes de darle de comer. Desde pequeño, le enseñamos a que espere lejos y quieto a que le echemos el pienso en su plato y a que le demos la orden para que coma. Le encanta salir corriendo a por lo que sea, un calcetín, un zapato, una esponja (mojada, llenando todo el suelo de la casa de agua), un cojín… y morder cosas: cables, patas de sillas, sofás, lo que sea. Espero que se le vayan quitando esas manías, ¡porque por reñirle no queda! ¡Ah!, y otras de sus pasiones: cazar salamanquesas, avispas (sí, una vez le picó una y todo, pero no le pasó nada, excepto unos buenos chillidos jeje), cochinillas, cucarachas, hormigas, gorriones… Una vez cazó un gorrión en el patio, y cualquiera se lo quitaba… salió a correr y cuando me acerqué, tenía la gran disposición de intentar tragárselo entero si hacía falta. Me asusté mucho hasta que caí en pedirle a mi hermano que trajera rápidamente un puñado de pienso. Funcionó y soltó el gorrión para comerse el pienso, menos mal.
Cuando Balto llegó a casa, se llevó unas semanas con problemas intestinales, sangraba un poco cada vez que hacía caca y tenía diarrea, pero le dimos varios tratamientos para las lombrices y se le fue quitando poco a poco. A la calle no lo pudimos sacar para nada hasta que lo “autorizó” la veterinaria, porque dijo que aquí era muy peligroso sacarlo sin las vacunas. Pero bueno, desde los 3 meses pudimos sacarlo y ya hace todo en la calle, excepto por la mañana, ya que soy la última de mi casa en levantarse y en cuanto mis padres hacen ruido, Balto se levanta y no es capaz de aguantarse mucho tiempo. Como estaba acostumbrado a hacerlo en el patio desde pequeño, al principio se aguantaba hasta más de una hora de paseo y en cuanto llegaba al patio, ¡plash! hacía pipí como loco. Lo volvíamos a sacar en brazos a la calle, y nada… otra vez en el patio. Pero bueno, ya sabíamos que eso iba a pasar. Cuento esto porque fue una de mis mayores preocupaciones cuando empezó a salir, creía que nunca se iba a acostumbrar.
Otro problema que ha tenido Balto desde que llegó ha sido los mordiscos, aprovecha cualquier instante: cuando le das el toque con la mano para corregirle algo, al ponerle el collar o la correa, o cuando quiere que juegues con él… Nos ha venido muy bien la técnica que leímos en este blog de poner al perro panza arriba con la mano en el pecho sin dejar de mirarle a los ojos, puesto que en cuanto le corregíamos el mordisqueo, se ponía a enseñar los dientes (sin gruñir) y a intentar mordernos, pero ya casi nunca lo hace. Estamos cada vez más intransigentes con su mordisqueo, así que ya muerde menos. Aunque ya nunca muerde apretando, araña con esos dientecitos que está mudando, por lo que no quiero que muerda así porque sí.
También he seguido tu método de adiestramiento con el transportín, es increíble, se queda dormido a los 3 o 4 minutos, incluso en el coche. Además a Balto no le importa estar solo. Desde que era pequeño lo dejábamos en un parquecito de lona que le compré para poder dejarlo seguro cuando yo no estuviera. Cuando ya Balto toreaba el parque desmontándolo y saliéndose por donde podía, pasó a estar solo en el patio mientras que yo estaba fuera o cuando tenía cosas que hacer y no podía atenderle. Claro, los primeros días del parquecito sí lloraba cada vez que yo salía de la habitación, pero en unos días ya dejó de llorar y ahora no se queja nunca en el patio.
(Más artículos para aprender a educar un cachorro)
Lo que sí que no le gusta a Balto definitivamente es que le limpien las orejas… teníamos un limpiador que contenía etanol, y se ponía como loco cuando se daba cuenta de que se las íbamos a limpiar. Como luego leí que recomendabas los limpiadores aceitosos, ya le hemos comprado uno con glicerina y sin alcohol. Cuando se las volvimos a limpiar con el nuevo limpiador (ahora ya con el bozal puesto y todo, para protegernos de su ataque de nervios) estuvo chillando y lo tuvimos que sujetar como siempre, pero al menos se calmó un poquito cuando ya le eché el limpiador y le estaba masajeando. Espero que se le vaya quitando el trauma, que yo creo que es lo que tiene, el trauma de limpiarse las orejas de cuando le molestaba el limpiador con etanol.
Con respecto al paseo, para acostumbrarlo al collar, a la correa y a no tirar, también he seguido los consejos de este blog, y ahora ya casi no tira hacia delante. Dejó de hacerlo cuando ya llevábamos más de un mes de paseos diarios de hora y media al día (en total). Aun así, todavía tira algunas veces y sobre todo, tira hacia el lado y hacia detrás cuando quiere oler o coger algo. Creo que es porque me llevo toda la hora que dura el paseo firme con él, corrigiéndole, sin parar. También puede que por eso la mayoría de los días se ponga en “huelga” cuando ya está terminando el paseo. Sí, parece totalmente eso, ya que se pone a morderme los cordones de los zapatos, a mordisquear la correa, a tirarse a todo lo largo en medio de la calle… como reclamándome atención. Ya le estoy dejando un poco más de libertad (con la correa, pero más larga) en lugares tranquilos para que pueda disfrutar del paseo.
Me parece importante compartir la mala experiencia que he tenido con su antiguo collar, que era de nylon y con cierre fácil. Tuvimos un par de sustos con ese collar, ya que aunque no está roto y cierra normal, no suele resistir grandes tirones en seco. En mi caso sólo sirvió hasta que Balto tenía unos 4 meses. En el primer susto, tuvimos la suerte de que había un desnivel en el terreno, Balto se quedó parado como pensando si saltar o no, y en ese instante lo cogimos. No pensábamos que nunca se fuera a abrir el collar, así que no le teníamos preparado con ninguna llamada especial como “mira que rico” como aconsejabas en un post. Ya en el segundo susto, cuando se abrió de nuevo, volvió corriendo cuando dijimos “Balto ven, mira que rico”.
Lo que aún no hemos conseguido es que deje de ser una auténtica aspiradora canina, ya que durante los paseos va pillando todo lo que quede a su paso, aunque al menos abre la boca cuando se lo pedimos y le sacamos con tranquilidad lo que haya cogido. Pero, no siempre es malo que coja cosas, ¡un día encontró un billete de 10€ en la calle! Jaja.
Hemos mandado muchas fotos para que podáis ver cómo ha ido creciendo Balto en estos 4 meses 🙂
Un saludo,
María y Abraham.»
Te recordamos que algunos de esos artículos que se mencionan aquí, son parte de una serie más extensa, con más información y trucos muy valiosos a la hora de educar un cachorro, sea de la raza que sea.
[.editado.]Tengo un beagle de 7 meses, un día abrí el portón y salió corriendo muy lejos. Casi morí del susto. Me da miedo que se arranque y lo atropellen, es muy loco. ¿Me puedes ayudar a dormirlo y que sea más tranquilo con la gente que llega a la casa? Se les tira a las piernas.
Gracias
Con esa edad es absolutamente normal que sea así. Debes tener cuidado con la puerta, y también sacarlo más veces, con el fin de que agoto algo toda esa energía que tiene.