Taco: beagle bicolor trepador

«Hola,

Primero que nada una felicitación y mi sincero agradecimiento por llevar a cabo esta labor. Adjunto varias fotos de Taco, mi adorado Beagle de ya casi 9 meses. Está conmigo (y mi novia) desde que tiene 2, y desde el inicio ha sido de lo más llevadero. Nunca nos hizo pasar una noche sin dormir, y si bien hizo algunos destrozos al principio (mordió muebles, puertas, arruinó zapatos, mantas, calcetines), pues no ha hecho nada grave. Recién ha regresado de un curso de obediencia, su ímpetu al jugar me daba un poco de miedo ya que solía ser muy imprudente. Una vez trepó un sillón corriendo y saltó al vació, pego con sus patitas en el respaldo y dio una voltereta en el aire. Se dio un buen golpe en el suelo, pero afortunadamente no paso a mayores. Ahora se ha portado mucho mejor.

Taco es un perro muy fotografiado, pertenezco a un grupo de aficionados a la fotografía que ocasionalmente nos reunimos para dar rienda suelta a nuestro gusto. Siempre que vamos a lugares a los que Taco puede acceder, Taco me acompaña, y no es nada raro que se convierta en el modelo predilecto de alguno de mis amigos. Eso me ha permitido tener muy documentado su crecimiento.

Gracias por todos los consejos, he llevado a cabo más de uno con muy buenos resultados. Además, leyéndote he aprendido a ser más empático con Taco, y entender un poco su lógica. Te envío algunas de mis fotos favoritas, publica la que más te agrade. A mí me gustan demasiado todas para escoger solo una, y de hecho podría enviarte decenas, mil perdones.

Un abrazo.

Mario Guadalajara, México»

Taco me parece un beagle bicolor con mucho carácter en su mirada. Si hace poco se comentaba las habilidades para saltar de esta raza, cuando se le añade el ímpetu que algunos ejemplares demuestran, el resultado suele ser de CIRCO. Por este motivo, NO es muy recomendable tener un perro así junto a personas mayores (riesgos de caídas), a menos que tengamos a nuestra mascota muy bien educada y sea ya adulta.

Añado también los detalles de Taco durmiendo en el sofá.

ACTUALIZACIÓN 1 (julio 2009):

“Hola Adfer,
Taco tiene ya 21 meses cumplidos y es la adoración de mi novia y mío. Nos acompaña prácticamente a todos los lugares donde es bienvenido un perro (que desgraciadamente en México, no son tantos). No es nada raro que amanezca en nuestra habitación en las mañanas. En este tiempo ya ha tenido dos novias, ya fue a la escuela, tuvo problemas un tiempo por comer cosas que no debía (piedras), y lo que más me ha preocupado es su tendencia a desarrollar bolitas de grasa. En Octubre pasado le hicimos extirpar una que le salió en la cara posterior de una de sus patitas, le fue examinada y era solo grasa, nada de qué preocuparse. El próximo Jueves será de nuevo intervenido, a su joven edad, para extirpar una creciente bola de grasa que le ha salido en su carita, arriba de su nariz, en un principio pensamos que acaso sería un golpe o un piquete de insecto, pero la bolita sigue creciendo, y en menos de dos semanas ya es completamente notoria en su cara. Desde el inicio le recetaron un par de medicinas pensando que tal vez la bolita cedería, pero ahora ya hemos decidido que sea intervenido. Ojalá todo esté bien con él, ya te contaré. Mi novia y yo estamos muy tristes y muertos de miedo.

Es éste un problema común en los Beagles? Crees que controlar su alimentación estrictamente ayude en el futuro? Como te imaginarás, Taco es un glotón amante de las salchichas, las galletas, hasta el queso y la fruta…
Te envío tres fotos, antes de la aparición de la bolita.
Un abrazo!

ACTUALIZACIÓN 2 (julio 2009):

«Hola Adfer,

Recordarás que la semana pasada te escribí un poco lleno de miedo acerca de una intervención que tendría mi pequeño Taco, para extirparle una bolita de grasa que apareció en su carita (entre sus ojos). Lamento muchísimo informar que mi pequeño Taco murió un día después de la intervención. Aparentemente me lo entregaron bien (se veía bien), pero a la noche siguiente empecé a notarlo raro, le tome la temperatura y todo parecía bien (37.5 centígrados), sin embargo después noté que mi pequeño se cambiaba mucho de lugar, como que no podía descansar, y después empezó a respirar muy extraño. Lo tomamos en nuestros brazos, y nos dirigimos al hospital. En el camino se empezó a quejar, y se orino encima, creo que le dio un paro cardíaco. Apenas llegamos al hospital en donde intentaron reanimarlo inútilmente, lo vimos partir y nos despedimos de él. Murió en nuestros brazos.

El veterinario con el que lo atendimos es prestigioso, no tengo en realidad nada contra él. Me pidió permiso para hacer una autopsia y determinar la causa de la muerte de mi pequeño, ya que aparentemente había salido bien de la cirugía. Aún no he tenido ánimo de ver los resultados (tampoco los resultados de los análisis de la bolita que le fue extirpada en aquella intervención).

Han sido unos días muy difíciles para mi novia y para mi, el fin de semana apenas paramos de llorar y prácticamente no dormimos, es muy difícil despedirse de un amigo que te de tanto amor. Por momentos siento que me equivoqué al haber tomado la decisión de intervenirlo (él nunca se quejó de dolor o molestia por la bolita), lo único que me consuela es saber que Taquito fue feliz en casa, se notaba en la devoción que nos tenía. Tal vez tengas un consejo para poder dejar ir a este pequeño, realmente es doloroso.

Hemos localizado al criador que nos vendió a Taco, hemos checado que no tenga quejas de otros clientes por cosas parecidas a lo que le ocurrió a Taquito. Hemos también decidido adoptar a un pequeño que es hermanito de Taco, estará con nosotros en un mes aproximadamente. No pretendo suplirlo, nunca podría, pero creo que un nuevo cachorro me ayudará a superar esta ausencia.

Me despido agradeciendo de nuevo la labor que realizas y compartiéndote una leyenda azteca que dice que al morir son tus mascotas quienes te indican el camino para llegar a tu destino final. Sé que Taco estará esperándome.»

ACTUALIZACIÓN 3 (agosto 2009):

«Hola Adfer,

Con gusto te enviaré fotos y te platicaré acerca de Bolo, que en apenas 3 días ya me ha robado el corazón y me ha sorprendido con algunos comportamientos. Pero antes solo quisiera hacer la última actualización sobre mi pequeño Taco, prometí que lo haría y creo que puede ser útil.

Te envío el documento de la autopsia de Taquito. Estuvo lista una semana después de su fallecimiento, pero yo no tuve ánimo de recogerla hasta apenas la semana pasada. Los términos usados son muy técnicos, obviamente, pero por lo que platiqué con el veterinario, el tumor que Taquito tenía en la frente era maligno. Había crecido muy rápidamente, y ya le había afectado sus riñones y sus pulmones. Aún así Taco no falleció “por el cáncer” sino por una insuficiencia respiratoria causada por la cirugía, de alguna manera la intervención aceleró el proceso de deterioro de sus ya dañados pulmones.

Tal vez había tres maneras de haber conservado la vida de Taco por más tiempo:

1. Habiéndolo dejado en el hospital hasta que estuviera totalmente restablecido (estuvo en observación 36 horas), seguramente la noche en que murió, hubiera sido asistido más a tiempo y hubiera sobrevivido.
2. No habiéndolo intervenido.
3. Haberlo intervenido en cuanto se detectó la anormalidad (dos semanas antes).

El riesgo con la primera opción era que el cáncer simplemente reapareciera tarde o temprano, y encontraría a un Taco mucho más débil; la segunda opción era simplemente dejarlo a la suerte a ver cuánto dejaba el cáncer vivir a Taco; la tercera parece ser la ideal, pero claro, uno quiere dejar la cirugía como la última opción, dos semanas me pareció un tiempo prudente para tratar de desaparecer la bolita de otra manera. En cualquiera de los casos, la suerte de mi Taquito ya estaba echada, y el cáncer pudo haberle dado una agonía más larga y dolorosa después.

No creo que haya un consejo que dar de mi parte, cada caso es diferente, simplemente no les deseo algo como esto, sé que la mayoría de los perros mueren de cáncer, pero a los 21 meses es algo completamente anormal. A la vez me siento un poco liberado, ya que no dejaba de culparme por haberlo sometido a una intervención “innecesaria”. Ahora sé que, aun y con errores, hice todo lo que pude por él. Al final de cuentas lo que importa son los 19 increíbles meses de felicidad que me regaló, y las lecciones que me dejó.

Un abrazo a todos.»