Despedida a Milo y bienvenida a Toby

Recibí hace poco un correo de nuestro amigo OttoJ (Colombia), los asiduos a este blog lo recordarán por ser el dueño del beagle rescatado llamado Milo, las posteriores historias que nos dejó en los comentarios, e incluso hasta el secuestro que tuvo que resolver.

«Hola Adfer! Que tal amigos de los beagles!

Tristemente debo informarles que el perrito Milo («Mailo») estuvo con nosotros hasta el año pasado cuando se nos perdió. Lamentablemente fue robado por segunda y definitiva vez.

Sabrán que nuestro sentimiento hacia este animalito era muy especial. Nunca había tenido perro alguno; de pronto, hace pocos años, me encuentro frente a una situación difícil (por lo emotiva), al encontrar en condiciones de cruel encierro y abandono a este perrito. En aquel entonces tuvimos la iniciativa familiar de rescatarlo. Finalmente el dueño nos lo dio al ver el cuidado y recuperación con que le teníamos; Milo fué rescatado y recuperado y se integró maravillosamente fácil a nuestra familia. Nunca hizo los destrozos que anuncian a cada rato otros dueños, no armaba camorra, y era lo bastante noble como para soportarnos.

De paso fué en este blog Perros-beagle.com donde aprendimos gracias a Adfer que existen personas maravillosas, solidarias e interesadas en el bienestar de otros, y que sin conocernos remotamente están siempre junto a tí, como una gran familia, pendientes. Algo maravilloso, que también sirve de ejemplo a seguir.

Alguna vez referí a Adfer, sobre el «secuestro» de Milo, algo que fue realmente una sorpresa para todos porque nunca imaginamos que se llevaran perritos tan comunes para pedir rescate… Pero sucedió, aprendimos, y afortunadamente en ese entonces todo se resolvió de maravilla.

Para agosto del año pasado 2010, debimos que viajar un fin de semana y le dejamos -como habiamos hecho antes- al cuidado del celador de nuestro conjunto; cuando regresamos la noticia fue triste porque el perro había escapado un dia antes, y aunque el celador muy diligentemente tuvo noticias de él esa misma noche, cuando fué a recogerlo se lo negaron, le dijeron que «había escapado», y nunca mas volvimos a verlo.

Así duramos varios meses, alejados voluntariamente de este interesante mundo de los perros, hasta finales de marzo de este año 2011, cuando buscando a Milo hallamos un beagle similar, al que le habian calculado un año de edad.

Le tenian en una veterinaria local, donde llevaba unas seis semanas sin que le reclamaran ni se supiera algo de él, pues había llegado por sí solo a este lugar donde afortunadamente le acogieron y cuidaron. Como sabían de Milo, nos avisaron pensando que tal vez fuese él. Eso sí, cuando le vimos, una mezcla de tristeza y renovada alegría se apoderó de mis hijos, quienes decidieron adoptarle a este nuevo perrito de menos de dos años, llamandolo «Toby». Sobra decir que a estas alturas yo de adulto «menos esperanzado» ya había desechado la cama de Milo y perdido sus cosas… Pues a compralas de nuevo!

Los primeros ocho dias fueron expectantes: como se comportaría? le reclamaría su dueño mientras le sacabamos a su paseo diario? Nos haría destrozos? Obedecería las normas de la casa? Le gustaría la comida? Sería difícil re-educarle?… e incluso yo pensaba qué haría si llegase a amenzar o morder a mis hijitos! Al fin de cuentas, era un perro desconocido, no?

Pues bien, para su propia fortuna, resultó un joven espectacular. Se adaptó casi enseguida, e inteligentemente, haciendo honor a su raza entendió las reglas y diseñó su propio mecanismo de comunicación con nosotros. Juguetón, ágil, cariñoso, un poco celoso, vigilante, consentido, … eso y mucho más! Nos avisa cuando desea hacer sus necesidades, con un suave pero firme movimiento de su nariz sobre mi brazo, o un debil jalón a la manga de la camisa, y si no puede salir ya tiene su propio rincón en el patio donde las hace. También reconoce el horario de paseo -y siempre lo exige así llueva-; se mantiene con el apetito siempre abierto; curioso por naturaleza; le gusta esconder sus manjares de manera muy simpática cubriéndolos hábilmente con bolsas, pasto, tapete, etc, mediante rápidos movimientos de su nariz, pero nunca haciendo hoyos; eso sí, los unicos huecos que le gusta hacer los hace contra mi pobre jardin, buscando quien sabe qué! Tocó desterrarlo… 😉 Pero en fin, es una maravilla.

Nos tiene encantados a todos, y fué un digno reemplazo de Milo, a quien seguimos extrañando. Como aquél, éste tampoco nos ha roto muebles ni quebrado cosas, «gracias a Dios», como se dice por acá. Pero a diferencia de Milo, pues Toby debe provenir de un hogar donde le querian mucho, y le consentian. Se percibe educado pero no entrenado, duerme -el mismo escogió eso- dentro de una llanta de carro, la que tuve que trasladar al patio con una improvisada colchoneta blanda, cama que sin duda pronto le quedará chica. En casa se apropió de una vieja maleta que encontró «por ahí», y es donde descansa la mayoria de las veces [foto]. Todo eso nos hizo pensar que alguna vez tuvo su camita blanda, sus rutinas de aseo y buen alimento. Esta vez ya hicimos los papeles. Por cierto, el veterinario nos contaba días más tarde que estos perros abandonados no los pueden tener eternamente y que si no los adoptan, quedan candidatos para el sacrificio. Y Toby estaba entrando en esa lista cuando llegamos!

Interesantemente se ha encariñado con una golden retriever vecina nuestra y se buscan con frecuencia, aunque a veces Toby le robe sus huesos! Siguiendo las normas de nuestro conjunto, pues no podemos dejarle libre, es lo único malo. Así que le soltamos dentro de casa para compensar un poco lo que no logra con sus paseos. Y salvo una reciente traqueobronquitis que le dejó una tos irritativa por varias semanas y le puso bajo de peso -nos dijeron que era «tos de las perreras»-, creo que nos ha ido a él y a nosotros, muy bien.

Por ahora, esto es todo de nuestra parte, y de Toby.

Muchos saludos a todos los lectores y felicitaciones como siempre desde Colombia, Adfer.

OttoJ. y familia»