«Hola, antes que nada quiero agradecer a Adfer por esta labor tan bella.
Me llamo Carolina, y siempre he amado los animales, he soñado desde niña con viajar por el mundo y vivir aventuras al estilo Animal Planet; sin embargo, mi novio Christian no comparte conmigo esa misma pasión, de hecho, poco le gustan los animales, solo recuerda haber tenido un perro en su vida.
Nuestra historia con Lulú empieza un tanto triste, bueno, aún es muy difícil recordarlo para mí. Hace algo más de 4 años, mi hermana y su esposo compraron un perrito, pero cuando tuvieron su primera hija lo descuidaron mucho, por lo que decidí adoptarlo y cuidar de él. Su nombre era Fidomeno, pero le llamábamos con cariño Fido, mi perrito especial. Él era muy tierno y amigable, sin embargo, antes de cumplir los 5 años, Fidito sufrió una seria infección en los riñones que terminó por llevárselo al cielito para perros.
Esta experiencia fue demasiado dolorosa para mí, que por primera vez en mi vida, sentí lo que significaba perder un ser querido, fue muy duro. Solo la idea de que estaba en un lugar mejor me tranquilizaba. Mi novio, al ver el sufrimiento que me había causado la inesperada partida de Fido, decidió darme una sorpresa, es así como llegó a nuestras vidas Lulú.
Lulito (como suelo llamarla) es la cachorrita más tierna que yo haya podido ver en mi vida. Desde el instante en que la vi sabía que iba a clavarse muy dentro de mi corazón, lo cual era de esperarse por mi debilidad por los animales; sin embargo, lo que nunca me imaginé, es que se robara el corazón del ogrito de mi novio.
Él se encuentra lejos por motivo de trabajo, pero nos mantenemos en constante comunicación, y nuestro principal tema de conversación es Lulú, a la cual él llama muy tiernamente la niña, como si se tratara de nuestra hija; todos los días me pregunta por ella, me pide fotitos y está pendiente de las fechas de vacunación y horarios de comida; lo cual me tiene realmente sorprendida, pues jamás había mostrado interés en un cachorro en toda su vida.
Y es que no es para menos, Lulito con esos inmensos ojos tristes, con su forma de ser tan traviesa y tierna a la vez y con su inigualable capacidad para aprender rápido, se ha robado el corazón de mi ogrito, y ha conseguido ser el centro de atracción, no solo en mi vida, sino en la de todos aquellos que me rodean, lo que me hace pensar, que jamás hubiera podido superar la perdida de mi fidito, sin la infinita ternura que mi cachorrita me ofrece día tras día; pues a pesar de sus locuras y de sus travesuras, me brinda una paz espiritual, solo con mirarla a los ojos.
Gracias Dios por llenar mi vida de bonitos momentos y bendiciones, gracias a mi ogrito, por haberme regalado a mi loquita Lulú, y gracias Adfer por este blog que me permite conocer experiencias de otras personas que al igual que yo, tienen la fortuna de compartir sus vidas, con la maravillosa presencia de un ser que, aunque no es humano, sabe brindar mucho amor.»