«Hola!!!
Mi nombre es Natalia y vivo en Buenos Aires. Hace poco descubrí esta página que me encanta, y decidí presentarles a mi bebé, Galo. Él está con nosotros (mis padres, mi hermana, y yo) desde cuando tenía casi dos meses de edad.
La decisión de traer a Galo nos llevó bastante tiempo. Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas, teníamos una perrita cruza de maltés, a la que adorábamos. Fue nuestra primera perrita y era lo más buena y noble que puede ser un animalito. Lamentablemente, cuando tenía 8 años, un auto la atropelló y la perdimos. Desde ese entonces, hace siete años, mi mamá nunca quiso volver a tener un perro, para no volver a sufrir lo que sufrió con Mandy (así se llamaba). A pesar de ser muy «perreros» todos, no nos quedó otra que respetar su idea. Pero finalmente, no sabemos por qué ni cómo aún, la convencimos, y aquí está Galo.
Fuimos a buscarlo al criadero y, como dicen muchos, él nos eligió a nosotros. Cuando llegamos, había un canil con tres hermanitos y en otro estaba él, solito porque a los demás cachorros de su camada ya los habían vendido. Enseguida, cuando abrimos el canil, vino moviendo su cola y empezó a jugar con toda la familia. Los demás eran mucho más tranquilitos, y Galo era el más enérgico y juguetón. Poco tiempo después nos dimos cuenta de que tal vez hubiera sido mejor traer a casa a un cachorro más tranquilito, jeje.»
«Los primeros días nuestro bebé era un santo, dormía la mayor parte del tiempo y no molestaba para nada. El criador nos había recomendado un alimento y nos había indicado la cantidad que debía comer por día, a nosotros nos parecía poco, pero sabiendo que esta raza tiende a ser obesa, y creyendo que el criador sabría lo que nos estaba diciendo, seguimos sus instrucciones al pie de la letra. Pero en menos de una semana, lo veíamos muy flaquito, y decidimos llevarlo al veterinario para que lo revisara. Nos dijo que Galo estaba mal alimentado, que a los cachorros no hay que limitarlos en su comida, y enseguida nos dio otro alimento. Fue muy gracioso, ni bien llegamos a casa, le dimos el alimento que nos habían indicado, y una cantidad considerable. En ese instante a Galito se le hinchó la pancita y le cambió completamente su carácter. Desde ese momento dejó de ser el cachorrito dulce y dormilón que era para convertirse en un demonio…jaja. Así y todo lo amamos, estamos pendiente de él en cada cosa, y día a día nos asombramos de su inteligencia.
Los primeros días, y sin que nadie le enseñara, comenzó a traer su tacho de agua cuando estaba vacío. Lo toma con su hociquito y lo deja cerca de uno para que se lo llenen. Luego comenzó a hacer lo mismo con el de la comida. Al principio lloraba por la noche, ya que lo dejábamos dormir solo en el lavadero, para que no ensuciara en el resto de la casa. Pero una vez que aprendió dónde hacer sus cositas, comenzó a dormir en mi cama o en la de mis padres, y ya no hay manera de sacarlo! Lo malcriamos bastante!
Durante el día le encanta dormir y jugar al lado de la ventana, donde le da el sol. Su juguete preferido es una media vieja…jeje.., por eso decimos que es un beagle trapero…porque le gusta todo trapo que encuentra por ahí. Como a todo perro, le encanta salir a pasear, y se vuelve loco persiguiendo a las palomas y pájaros. Es muy sociable con la gente y con otros perritos.
Su último logro fue aprender a sentarse y dar la patita en dos días!
Les mando varias fotos para que lo conozcan y pronto les estaré enviando actualizaciones contándoles más travesuras y vivencias de Galo.
Muchos saludos desde Argentina!
Natalia y Galo
Buenos Aires
Argentina»
Me gustó la historia de Natalia, aunque no me quedó muy claro si los otros tres cachorros que había en la tienda también eran beagles o no. O dicho de otra manera ¿la intención de esta familia era la de adquirir un Beagle?
En relación a la comida, me veo en la obligación de aclarar este asunto, antes de que alguien «mate» a su cachorro de beagle dejándole comer todo lo que quiera. Lo más importante de todo es darle un BUEN ALIMENTO, es decir, olvidarse de esos sacos de pienso baratos que abundan en los supermercados, y darle al perro un buen pienso (comida seca, croquetas,… se llama de diferente manera según el país). Son mucho más caros, pero será necesario darle menos cantidad de comida, y sobre todo: tu beagle estará más sano, con lo que te ahorras dinero en el veterinario. Recuerda que si es cachorro, tendrás que darle la comida para cachorros que fabrique esa marca, repartida en 3 veces al día. Cuando tenga 10-12 meses entonces habrá que pasar a comida para perro adulto, y dársela en dos tomas diarias.
La segunda regla es saber calcularle la CANTIDAD EXACTA DE COMIDA, y para ello hay que seguir la tabla orientativa que está impresa en el saco de comida. De todo eso escribimos en su día un artículo que lo explica más detalladamente (altamente recomendable para todos los dueños de perro).